jueves, 28 de junio de 2007

Hey familia...post dedicado a:

"Las Virgencitas Violadas"

Después de una noche de parranda...


La mañana en que se enteraron...

En honor a la llegada de Chilangelina y el cumpleaños virtual de su rincón... FELICIDADES !!!!

PD: Lo de la violada es figurativo, lo de la parranda afigúrenselo...

domingo, 24 de junio de 2007

Lo que "El chueco" me enseñó

Dicen que pese a los 6 años en Almoloya, a Mario le cambió el tono de voz pero no deja de hablar como político.



La caída del cacique que me intimidó. O Cómo la vida te la cobra. O Ayer miedo, hoy compasión.

Estos son los tres títulos que se me ocurrieron para hablar de este hombre, de quien vuelvo a tener tristes y lamentables noticias. Me impresiona verlo así: flaco y escurrido. Porque yo conocí la ciudad donde él mandaba, sentí su poder y el de su familia, probé el miedo de ser seguido por alguien -ese alguien eran dos guaruras armados-. Pude ver cómo se presiona y se intimida a los compañeros periodistas en esas tierras donde el cacique controla todo. Ese contacto me cuestionó mi vocación como periodista. Pero también me dio la oportunidad de probar como bocanada de aire la solidaridad del gremio y del género.

Ahí va la historia:

Fue en el 2001. Contacté una entrevista con Ernesto, el hermano de Mario Villanueva, para hablar del proceso que le seguían al exgobernador por delitos de narcotráfico. Por teléfono me dijo que me daría “pruebas” de la inocencia de su hermano y de quienes eran los que estaban metidos en el “negocio”. Yo era la reportera justiciera, me emocionó la idea de descubrir el hilo negro. Viajé a Chetumal y me entrevisté con Erensto, idéntico a Mario, igual de feo, aunque menos chueco.
Fuera de grabadora me contó sobre la infancia de pobreza de la familia, del esfuerzo para salir adelante. Y también me contó anécdotas “privadas”, del estilo político que ejercían ambos, -él fue delegado de un organismo de Agricultura. Con naturalidad me relató algo más o menos así: “Yo le dije, cabrón está bien que robes, pero roba donde hay, no a los campesinos”. De cómo y porqué se pelearon con el entonces gobernador Joaquín Héndricks, porque se quedó con las propiedades que Mario puso a su nombre. De cómo los traicionó. Y otras tantas anécdotas “privadas”.
Finalmente yo pongo mi grabadora para iniciar la entrevista sobre nuestro tema y él la apaga. Me dice que no me va a decir nada más. Le digo que acordamos una entrevista y que él me prometió “pruebas” de la inocencia de Mario. Prendo la grabadora. Me la apaga. Le digo que yo no viajé desde México a escuchar la historia de esfuerzo de su familia. Prendo la grabadora y le cuestionó. De un manotazo me arrebata la grabadora, me dice que no sé con quien me estoy metiendo, que no soy profesional y que él nunca prometió nada. Y me ordena, me advierte, que no le busque porque yo no soy de ahí. “Si yo quiero tú no te vas de aquí” (Glug, glug). Le afirmó que yo no me regresó con las manos vacías y me voy.
¿Uta cómo regreso a mi redacción con la pendejada de que no tengo entrevista?¿Uta cómo voy a justificar el viaje? En esas voy cuando veo que me siguen, es el mismo auto en el que llegó Ernesto, rebasan el taxi en el que voy, me voltean a ver dos tipos de su puta madre de feos. Se esperan. Los pasamos. Van detrás de nosotros todo el trayecto hasta el hotel. Me muero del che miedo en el elevador. Le llamo a mi jefe, me dice que no me exponga, me da la opción de regresar. Pero ¿Cómo chingaos me voy a regresar sin nada? Pienso yo.
Al otro día salgo. Voy a tomarle fotos a las propiedades de Mario y su secretaria. De la nada sale una camioneta y le da un cerrón al taxi en le que voy, me enseñan sus armas y me gritan chingaderas. Se largan. El taxista me recomienda que ya lo deje por la paz, que ni me meta, que muchos de su gremio han desaparecido y luego los encuentran ejecutados. Muerta de miedo me voy al hotel. Los tipos están estacionados afuera. Y hago lo único que me queda: le llamo a una reportera, a quien ni conozco, pero es el único teléfono que tengo de Chetumal. Le digo lo que me pasa. Se ofrece a pasar por mi.

Y ella sabe de la intimidación, del poder de los Villanueva, de lo que hacen para controlar a la prensa: O te dejas “querer” con lo que te regalan, o negocias con ellos una notita, suavecita, o publicas lo que ellos te dan. Y si te vas por la libre, te amenazan, te intimidan, te desaparecen. Y lo mismo sucede con los taxistas, con los que trabajan en oficinas públicas, en la Policía, con todo el aparato de Gobierno, con los dueños de los medios.
Me lleva a su casa y me entiende ¿Cómo chingaos me voy a regresar sin información? Así que me presenta a sus contactos. Doy con la mujer de uno de los matones de Mario. Me sorprende la manera tan serena y explícita como esta mujer me relata los crímenes de su novio, por órdenes de Mario presuntamente. Lo fácil que es para “su hombre” desaparecer gente. De los fajos de dólares, las armas y la cocaína con que llegaba a su casa, de cómo ambos tienen que cambiar de domicilio, de auto, de ropa. De cuando la golpeaba. Me dice “mana”. Me da fechas, horas, lugares y por dónde y con quién puedo buscar información. Pero al final me pide que todo quede entre nosotras, porque si se enteran que habló, a ella la mata Mario o “su amor”, quien está en la cárcel pero aún trabaja para "el chueco". Me pregunto ¿De qué están hechas estas mujeres?
Y a mí me da más miedo ¿Con quién chingaos me estoy metiendo? ¿Vale la pena enterarme del mundo de los criminales? ¿Qué voy a ganar?
Y el escenario se me complica más. Ya no hay tiempo para buscar y comprobar la información porque tengo que regresar, pero tampoco quiero enterarme de más. En la fuente policiaca hay un chiste para quienes se quieren lucir (que para entonces ya no me resultaba gracioso): “No te cuento porque tu vida puede estar en peligro”.
Ahora llevaba material, pero no lo podía usar porque, aunque la entrevista fue grabada, el cuello de esta mujer estaría en peligro. Porque tampoco quise comprometer a la reportera que me ayudó. Y porque tampoco quise seguir escarbando, aunque sabía por dónde.
Al llegar a México, finalmente no publiqué ninguna de las revelaciones. Yo debía volver a Chetumal a cruzar información y a obtener pruebas de esos dichos. Sabía cómo, pero no quise. Me juré que nunca más iba a poner en riesgo mi integridad por una nota espectacular. Entendí que las noticias que develan crímenes y o redes de corrupción de los “pesados”, son circunstanciales, no actos heroicos.

Pero bueno, al menos no me regresé sin nada.

PD. Una de las cosas interesantes que Ernesto me dijo fue porqué si en el aeropuerto de Cancún descansaban las avionetas repletas de droga procedente de Colombia, que presuntamente eran protegidas por Mario, porqué no se consignó al responsable de esa zona militar, ni a ningún militar, quienes eran los encargados de la seguridad del aeropuerto, zona federal.

viernes, 15 de junio de 2007

De aquí soy, !ahi nomás!

Ésta era mi vista, desde la casita de tablas de mi abuela
Foto pública tomada de Flickr.com

No es que ahora invente mi lugar de nacimiento, pero buscando el tema para iniciarme en la blogósfera, me dije: que más bello, sublime y presumible que la laguna de mi abuela y de mi madre: Aljojuca, Puebla, el pueblo mágico en el que crecí.
Mis padres me llevaban regularmente una vez al año y ésta era mi vista desde la casita de tablas de mi abuela, y un paisaje de montañas, y volcanes, y fauna silvestre, y siembra de temporal y "compadritos", a quienes saludábamos con el sombrero cuando los encontrábamos pos sus calles de tierra suelta. Recuerdo las humaredas y el olor a “chinamite” que salían desde las casas de adobe que aún me tocó ver, de las cocinas donde las mujeres tortillaban, cocían los frijoles, preparaban la salsa y ponían café de olla.
Uno de mis juegos con mis hermanos y primos, todos bien chavitos, consistía en resbalarse y dejarse caer de "madrazo" por una barranca como de seis metros, en un como tobogán de tierra, ramas, raíces; el chiste era quedar bien revolcado, raspado y volverse a aventar. Otro, era columpiarnos con todas nuestras fuerzas, en un columpio que mis tíos armaban con los mecates de sus yuntas, lo amarraban desde un gigantesco árbol de Pino (era como de 10 metros pero yo así lo veía) y ahí el chiste era que una vez que te impulsabas y llegabas hasta “arribota”, te aventabas y te dejabas caer sobre las montañas de pastura, que era el alimento de las bestias (de las que de cuatro patas, de las que sí le chingan).
Yo era la más chica de los hermanos y la de en medio entre los primos, quienes celebraban cada madrazo con singulares carcajadas, mientras que yo era la "odiosa" del grupo porque me la pasaba llorando, sólo que aquellos eran “niños del campo”, o sea estaban bien curtiditos, y yo no. Pero aún así no me les "abría".
Después de jugar “bateados”, encantados, escondidillas por las huertas, cazar lagartijas o atrapar mariposas, llegaba "la hora feliz", el momento de hincarle el diente a la “totola” y al guajolote, a los que mi abuela horas antes había torcido el pescuezo para cumplir con el “pipirim” de la “pipiolera” de nietos y sobrinos nietos que le caían, y que cocinaba exquisitamente con chile guajillo… mmm, no saben que cosa, pero imagínenselo: con tortillitas verdaderas, grandotas, de comal!!

Las tonalidades del agua cambian durante el día y dependiendo de las épocas del año.
Foto: mc2-map.org


A propósito de este blog, que me hizo rascarle a los recuerdos, hoy sé que la laguna no es producto del impacto de un meteorito como siempre creí, sino que es uno de seis cráters (en esa zona hay seis lagunas) originados por erupciones volcánicas, posiblemente del Pico de Orizaba -que también está muy cerca y se puede apreciar desde la casa de mi abuela- o del Popocatépetl. Otra información que encontré en Internet dice que es un volcán hundido, y otra que son seis axalapaxcos, conos volcánicos con lagunas interiores. Que está a más de 100 metros de hundimiento, tiene una profundidad de 50 metros y un kilómetro de diámetro. Que Aljojuca proviene del nahuátl Axoxuqui, que significa “Agua azul celeste” y que el pueblo existe desde la época de la Colonia. Por siglos las mujeres bajaron por su accidentada carretera a lavar la ropa, y los hombres iban a acarrear el agua con sus burros y castañas. Y para no perder la costumbre, cuentan una de tantas leyendas, que esta laguna debe ser mujer, porque sólo ahoga a los hombres, a quienes se jala y los pierde.

También encontré que por decreto de 1920 este lugar no puede ser considerado ni explotado turirticamente, porque está en un régimen de propiedad privadaaaa!!!!!!


En contraste con su progreso, Aljojuca es hoy un pueblo solitario, de migrantes. La abuela y los tíos murieron. La casa y sus huertas fueron demolidas por mis primos y sólo queda el terreno y el viejo portón que hizo de entrada principal. Hoy las diferencias en el pueblo se marcan, ya no entre los ricos comerciantes del Centro y los viejos hacendados con el resto de la raza, ahora está entre quienes tienen familia en el “Norte” y quienes no.
Las casas gabachas, las trocas y sus calles empedradas son el nuevo paisaje. En Internet encontré más páginas de Aljojuca en inglés, escritas por quienes están allá, que en español. Porque a medida que la modernidad ha llegado se ha ido perdiendo el otro pueblo, el de los olores, la siembra, los animales, los juegos de tierra, el que yo probé. Hoy creo que ninguna madre sensata permitiría que sus hijos jueguen a “desbarrancarse” o que caminen solos por el campo, sin un adulto que los cuide.
Y hoy también nadie vive sólo del campo. Cuatro de mis primos se fueron al “Norte” y desde allá mandan dinero para ayudar a los que se quedaron. Creo que a diferencia de los primeros “aljojuqueños” que emigraron, a ellos ya no les interesa regresar.
La última vez que fui a Aljojuca fue al “cabo de año” de mi abuela Josefita, tenía 94 años cuando murió, en el 2006. El médico dijo que tenía unos pulmones de alguien que había fumado muchísimo. Y sí, mi abuela debió haber respirado por más de 70 años, mínimo, el humo caliente del "chinamite” de su cocina, con el que crió a mi madre y un poquito, a mi también.

Y esta es la laguna de Tlecuitlapa, la de mi papá, el de atrás es el Pico de Orizaba, pero a esa es otra historia para otro post.
Foto: mc2-map.org