Bien dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido, aunque por fortuna en este caso no hay una pérdida, sino unas forzadas vacaciones que ¡ah caray! como se han sentido y resentido en mi hogar. Las mañanas, el desayuno, la ida a correr, la radio, no son lo mismo sin ella.
La que es linad es linda, a poco no
Hace algunos meses, quizá un año y medio, Héctor Aguilar Camín invitó a su programa en Televisa a Carmen Aristegui y a Denise Maerker a hablar sobre periodismo. Dijo que ambas eran lo más parecido al periodismo europeo, al británico concretamente, un orgullo para el periodismo nacional.
Carmen Aristegui Flores debió tener un excelente equipo de trabajo que la hacía lucir. Su informativo tenía una agenda propia. Así mientras otros matutinos repetían las noticias del día anterior, ella "daba la nota" del día en cada una de sus entrevistas. Y lo mismo le tomaban las llamadas secretarios de Estado, analistas, intelectuales, legisladores, que gobernadores del PRI, del PAN o del PRD. Supongo que por su calidad periodística.

Carmen apoya a esta ONG de mujeres afortunadas que invierte en proyectos productivos para otras mujeres
Pero llegaron las elecciones del 2 de julio de 2006, y ahí cambiaron muchas cosas para el país, para los mexicanos y para el periodismo. La mayoría de periodistas líderes de opinión, una vez que supieron ganador a uno y perdedor a otro, se sumaron a la “cargada” y asumieron una actitud complaciente con Felipe y exacerbaron el discurso radical de otro
En ese contexto, entre los periodistas también hubo fracturas y muchos dejaron de ser amigos (Yo perdí a tres porque les envié unos chistecitos del borrachín). Casualmente quienes estaban con Andrés Manuel fueron despedidos, como Arreola, marginados, como Rocha, u obligados a seguir una “línea”, la de los concesionarios-empresarios, como Trujillo. Carmen fue la que más tardó en ser castigada.

Pero eso fue muy bueno para la sociedad, porque ahora ya sabemos cuál es la ideología de cada quién, su compromiso social y su ética profesional. Ahora sabemos quién es quién entre los periodistas. Sabemos que tenemos a un Carlos Marín cargado a la derecha, validando como vocero todas las acciones del Gobierno Federal (mientras su cartera crece y crece). A una Denise Maerker, quien una vez famosa, la veo hacer todos los días mil malabares para no molestar a "nadie".
Y tenemos a una Carmen Aristegui que abiertamente decidió quedarse en la línea del periodismo que sirve a las mayorías, que da voz y trabaja para la sociedad.

Las siguientes fotos fueron tomadas durante un mitín en apoyo a la comunicadora.
Así, con los periodistas cargados al oficialismo, fue cuando nuestra Carmen Aristegui más brillo. Irónicamente con una agenda “vetada” o menospreciada por otros medios: Iglesia-pederastas; fraude electoral del 2006; empresarios-violaciones a la ley; Medios de comunicación-Ley de medios; Ejército-violaciones a los DDHH; Suprema Corte-Ulises Ruiz-Mario Marín-Kamel Nacif.
Para los últimos días del año, su noticiero era el tercero en el raiting nacional. La gente la quería escuchar. De ahí un argumento muy interesante de la propia Aristegui, sobre el derecho, no legislado, de las audiencias. Porque quedamos sin ningún recurso ante una decisión netamente empresarial, cuando las concesiones son un bien público. Aquí lo explica la propia Carmen Aristegui.

En un cuadrante con 90% de noticieros oficialistas, pro gobierno, a la honrosa excepción se le acusó de falta de pluralidad. Ja, ja, ja. Hay que ser muy brutos para aceptar eso como argumento. Entonces habría que quitarles su noticiero a Ferriz de Con, a Beteta, a Ruiz Healy, quienes cargan su noticiero de boletines gubernamentales y son la voz de la Iniciativa Privada. Que los concesionarios les digan: “te vas por falta de pluralidad”.
Por lo pronto aquí hay cuatro: Mardonío, Granados Chapa, Lorenzo Meyer y Rosario Ibarra.
En Televisa, a nivel noticias, los “lopezdoriga” no querían a Carmen Aristegui. Hasta antes de que la echaran de W, le tenían (y le tienen) un recelo profesional. No les parecía que cobrara tan bien, sin mancharse, sin ensuciarse, sin asumir un costo. Que quedara como el paladín del periodismo. Que hablara mal de la empresa y, sin embargo, que cobrara su chequecito en ésta. Que no se pusiera “la camiseta”, pues.
Decían que golpeaba a la empresa (como si informar de temas que afectan a la sociedad fuera golpear). En Televisa Chapultepec dicen que corrieron a Carmen de la W porque hacía lo que quería, no acataba órdenes y se consumía el tiempo de los anunciantes. Que tenía de rehenes a los ejecutivos, pues no había quien pudiera contenerla. Que no fue cuestión de resultados económicos, sino de política laboral. “Cuando un conductor mantiene de rehén a sus ejecutivos ¡Cuidado!” dicen en “radiopasillo”. Una conducta jamas imagina en Televisa. Un editorialista del El País lo explicó así.
Bisne es bisne y el que es ogt es ogt (próxima entrega)