Dicen que pese a los 6 años en Almoloya, a Mario le cambió el tono de voz pero no deja de hablar como político.
La caída del cacique que me intimidó. O Cómo la vida te la cobra. O Ayer miedo, hoy compasión.
Estos son los tres títulos que se me ocurrieron para hablar de este hombre, de quien vuelvo a tener tristes y lamentables noticias. Me impresiona verlo así: flaco y escurrido. Porque yo conocí la ciudad donde él mandaba, sentí su poder y el de su familia, probé el miedo de ser seguido por alguien -ese alguien eran dos guaruras armados-. Pude ver cómo se presiona y se intimida a los compañeros periodistas en esas tierras donde el cacique controla todo. Ese contacto me cuestionó mi vocación como periodista. Pero también me dio la oportunidad de probar como bocanada de aire la solidaridad del gremio y del género.
Ahí va la historia:
Fue en el 2001. Contacté una entrevista con Ernesto, el hermano de Mario Villanueva, para hablar del proceso que le seguían al exgobernador por delitos de narcotráfico. Por teléfono me dijo que me daría “pruebas” de la inocencia de su hermano y de quienes eran los que estaban metidos en el “negocio”. Yo era la reportera justiciera, me emocionó la idea de descubrir el hilo negro. Viajé a Chetumal y me entrevisté con Erensto, idéntico a Mario, igual de feo, aunque menos chueco.
Fuera de grabadora me contó sobre la infancia de pobreza de la familia, del esfuerzo para salir adelante. Y también me contó anécdotas “privadas”, del estilo político que ejercían ambos, -él fue delegado de un organismo de Agricultura. Con naturalidad me relató algo más o menos así: “Yo le dije, cabrón está bien que robes, pero roba donde hay, no a los campesinos”. De cómo y porqué se pelearon con el entonces gobernador Joaquín Héndricks, porque se quedó con las propiedades que Mario puso a su nombre. De cómo los traicionó. Y otras tantas anécdotas “privadas”.
Finalmente yo pongo mi grabadora para iniciar la entrevista sobre nuestro tema y él la apaga. Me dice que no me va a decir nada más. Le digo que acordamos una entrevista y que él me prometió “pruebas” de la inocencia de Mario. Prendo la grabadora. Me la apaga. Le digo que yo no viajé desde México a escuchar la historia de esfuerzo de su familia. Prendo la grabadora y le cuestionó. De un manotazo me arrebata la grabadora, me dice que no sé con quien me estoy metiendo, que no soy profesional y que él nunca prometió nada. Y me ordena, me advierte, que no le busque porque yo no soy de ahí. “Si yo quiero tú no te vas de aquí” (Glug, glug). Le afirmó que yo no me regresó con las manos vacías y me voy.
¿Uta cómo regreso a mi redacción con la pendejada de que no tengo entrevista?¿Uta cómo voy a justificar el viaje? En esas voy cuando veo que me siguen, es el mismo auto en el que llegó Ernesto, rebasan el taxi en el que voy, me voltean a ver dos tipos de su puta madre de feos. Se esperan. Los pasamos. Van detrás de nosotros todo el trayecto hasta el hotel. Me muero del che miedo en el elevador. Le llamo a mi jefe, me dice que no me exponga, me da la opción de regresar. Pero ¿Cómo chingaos me voy a regresar sin nada? Pienso yo.
Al otro día salgo. Voy a tomarle fotos a las propiedades de Mario y su secretaria. De la nada sale una camioneta y le da un cerrón al taxi en le que voy, me enseñan sus armas y me gritan chingaderas. Se largan. El taxista me recomienda que ya lo deje por la paz, que ni me meta, que muchos de su gremio han desaparecido y luego los encuentran ejecutados. Muerta de miedo me voy al hotel. Los tipos están estacionados afuera. Y hago lo único que me queda: le llamo a una reportera, a quien ni conozco, pero es el único teléfono que tengo de Chetumal. Le digo lo que me pasa. Se ofrece a pasar por mi.
Y ella sabe de la intimidación, del poder de los Villanueva, de lo que hacen para controlar a la prensa: O te dejas “querer” con lo que te regalan, o negocias con ellos una notita, suavecita, o publicas lo que ellos te dan. Y si te vas por la libre, te amenazan, te intimidan, te desaparecen. Y lo mismo sucede con los taxistas, con los que trabajan en oficinas públicas, en la Policía, con todo el aparato de Gobierno, con los dueños de los medios.
Me lleva a su casa y me entiende ¿Cómo chingaos me voy a regresar sin información? Así que me presenta a sus contactos. Doy con la mujer de uno de los matones de Mario. Me sorprende la manera tan serena y explícita como esta mujer me relata los crímenes de su novio, por órdenes de Mario presuntamente. Lo fácil que es para “su hombre” desaparecer gente. De los fajos de dólares, las armas y la cocaína con que llegaba a su casa, de cómo ambos tienen que cambiar de domicilio, de auto, de ropa. De cuando la golpeaba. Me dice “mana”. Me da fechas, horas, lugares y por dónde y con quién puedo buscar información. Pero al final me pide que todo quede entre nosotras, porque si se enteran que habló, a ella la mata Mario o “su amor”, quien está en la cárcel pero aún trabaja para "el chueco". Me pregunto ¿De qué están hechas estas mujeres?
Y a mí me da más miedo ¿Con quién chingaos me estoy metiendo? ¿Vale la pena enterarme del mundo de los criminales? ¿Qué voy a ganar?
Y el escenario se me complica más. Ya no hay tiempo para buscar y comprobar la información porque tengo que regresar, pero tampoco quiero enterarme de más. En la fuente policiaca hay un chiste para quienes se quieren lucir (que para entonces ya no me resultaba gracioso): “No te cuento porque tu vida puede estar en peligro”.
Ahora llevaba material, pero no lo podía usar porque, aunque la entrevista fue grabada, el cuello de esta mujer estaría en peligro. Porque tampoco quise comprometer a la reportera que me ayudó. Y porque tampoco quise seguir escarbando, aunque sabía por dónde.
Al llegar a México, finalmente no publiqué ninguna de las revelaciones. Yo debía volver a Chetumal a cruzar información y a obtener pruebas de esos dichos. Sabía cómo, pero no quise. Me juré que nunca más iba a poner en riesgo mi integridad por una nota espectacular. Entendí que las noticias que develan crímenes y o redes de corrupción de los “pesados”, son circunstanciales, no actos heroicos.
Pero bueno, al menos no me regresé sin nada.
PD. Una de las cosas interesantes que Ernesto me dijo fue porqué si en el aeropuerto de Cancún descansaban las avionetas repletas de droga procedente de Colombia, que presuntamente eran protegidas por Mario, porqué no se consignó al responsable de esa zona militar, ni a ningún militar, quienes eran los encargados de la seguridad del aeropuerto, zona federal.
18 comentarios:
Ustedes disculpen mi lentitud, soy nueva en esto...prometo meterle más velocidad, imágenes, musiquita, links, fotos, y postear más seguido...sólo dejen que le entienda bien a esta marinola...saludos a todos....
Yo soñé muchas noches, tener la oportunidad de hablar con Teresa Mendoza, pero ahora digo, para que carajos quiero un sueño, si te tengo a ti.
Definitivamente, ameno, de fácil comprensión, para poder leer a ratitos por tiempos de oficina.
Me falto información, ya sabes, el morbo, por que realmente, que sabemos de lo que ustedes como reporteros viven para conseguir la nota.
Cuando publica el otro?
Un beso a la Princesita del Oriente.
Sígale que ya me gusto!!!
Concharrota, yo siempre, siempre me he sentido muy orgullosa de como te apoderaste de la fuente judicial cuando te toco cubrirla, una viejota con pasion en medio de tanto macho bueno para nada...
El tema del valor y de la etica profesional contra el instinto de supervivencia es muy espinoso. A uno se le puede hacer facil decir "yo si le entraria, si me matan no importa", cuando no ha estado en una situacion de riesgo. Creo que lo mas dificil para el gremio es cuando los colegas desaparecen y nadie dice nada, todo queda en el olvido; es eso, el miedo al olvido, mas que el miedo a la muerte, lo que nos puede hacer dudar.
Que buena historia, no manches, derechito a la egoteca...
Pero flaca ten cuidado, me haces recordar al colombiano Alejandro Castaño, a él las FARC y las pandillas de Medellín, ya le han advertido varias veces que se deje de pendejadas . . . aunque lo que haces está chévere porque no todos tienen el temple.
Creo que todo periodista sueña con este tipo de anecdotas, pero lo mas importante es compartirlas con los demas. Tu redaccion es muy facil de entender, no ambicioda y genera un clima calido entre el autor y el lector. Esribe mas sobre esas anecdotad dignas de saberse Enhorabuena
cONCHARRA: Qué historia!! Haces bien en ya no meterte en situaciones peligrosas, no dudes que en cualquier momento dejen en libertad a ese sujeto ¿y de que hubiera servido en buen reportaje? Está bien así... te necesitamos para el premio nacional de periodismo, que se estarán disputando cHILANGELINA y tÚ...!!!
p.d.t.:.Tienes razón, posteo poco... pero substancioso!!
Si necesitas ayuda para ponerle musiquita al blog, o cosas de esas, con toda confianza... le podemos a preguntar a cHILANGELINA como le hace, no? yo también quiero ponerle cosillas al mio...
Saludos!
j.j.
Mi concharrita me parece muy buena esta historia, estos recuerdos. Escarbar y traer a la luz esos momentos muy duros y espinosos, los que te hicieron cuestionarte sobre seguirle o no en este 'guateque' que es la informnación y haber tocado estas situaciones de las que oímos muy a menudo y que muchos no tienen oportunidad de contarlo. Yo escuché una acécdota similar de otra amiga, pero ella ínvestigaba los pasos del jefazo de la televisora en la que trabajaste y le han puesto una golpiza, pues resultó que el perito de la procu que le certificaba la veracidad de sus pruebas, en ese caso era una grabación que involucraba al cuate, pues tenía también nexos con él. Así que un día caminando cerca de la plaza de la República le han puesto tal golpiza que casi la matan. Lo terrible es que ella además de esto tiene cáncer y esclerosis, así que el que lo haya podido contar fue un logro. Esto se vive a diario mi concharra y como dice la chila lo que nos eriza es que pase al olvido colectivo. Me gustó.
Que bueno que tengas este espacio para aprovechar en decirte lo bien que me caes y reconocer tu sinceridad. También te comento que eres una persona centrada, analítica y muy, muy, muy pero muy sincera, verdaderamente pocas como tu. Tus historias son muy buenas nos trasladas desde un pueblo pintoresco hasta la presencia con las mafias del CHUECO, no sabía que reporteaste para la fuente policiaca, ahora te pido que cuentes historias, claro si tienes, de los zetas, chapo, maras etc tu sabes todos este rollo que me agrada, gracias también por tus consejos y buenos deseos y compartir tardes de tertulia ya hace casi 2 años. SALUDOS Y SIGUE NUTRIENDO A TU BEBE EL BUEN BLOG.
SALUDOTES ME DEBES UN CAFE HEEEEEEE. BYE.
Chingón conchis. Me llegaron un chorro de recuerdos con este texto, chido. Me acordé de una charla hace tiempo que tuvimos en la que mencionábamos este tipo de exeperiencias. Como sabemos, pocos son los que llegan a entender, y mucho menos sentir, ese tipo de experiencias en los que uno se ve acorralado de información y malandrines, pero cuando se prueban y se sienten sin afán de protagonismos, involucrarse al grado de mimetizarse, cambia la manera de ver las cosas... Este es tema para intercambiar experiencias en una buena cafeteada o cheleada, que por cierto está pendiente.
ROBERTO BALDERAS
“Las noticias que develan crímenes y o redes de corrupción de los “pesados”, son circunstanciales, no actos heroicos”.
Es verdad Concharrita, esa historia, ya mero me recuerda a J. J. Benítez en su huida de tantos polis del FBI o allá en Israel del Mossad, pero bueno, eso es otra historia, lo interesante y que –al menos yo no los sabía- son todas tus patoaventuras y de cómo respetaste la vida de la muchacha ella, habla de los valores que tienes como persona, de tu ética, y de que preferiste la decencia y “sudar” más en y por tu trabajo, a ser célebre por revelar tales cosas.
También me llamó la atención el instinto de mujer que tienes para contar tus “vivencias”, por unos renglones me tuviste en tus manos, perdón en tus líneas, ajaja, pero bueno, ya me despido, me piden el phone, un abrazo aver cuando leemos más de tus anécdotas, la próxima vez me vengo preparado, con todo y las palomitas.
Concha, que historia tan escalofriante. Y que impotencia de saber que unos cuantos patanes tienen tu vida en sus manos. Tomaste una decision dificil, pero acertada. Mis respetos por el trabajo que haces, y aca uno se queja a veces de su trabajo aca en EE.UU.
Muchos saludos, Jazmin
excelente connie!!!!!
q te digo? interesante, entretenido, invita a la reflexión...
coincido, var las imagenes de éste pobre hombre flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones me da el consuelo de que incluso el poder y la altanería no son para siempre.
al fin y al cabo la vida son anecdotas, gracias por compartirnos tus vivencias y demostrarnos que el gremio periodistico, pese a todo, está unido...
nos estamos leyendo.
Avenegra: Eres fantastico en tus comentarios, como me haces reir.
Chilangelina: Yo creo que no hay nada peor a que te maten
Gonzalo: El temple también es circunstancial
Vick: Mi redacción todavía sudaba miedo…ja
Monero JoseJuan: Deje de meterme en esas historias porque entendí el “negocio” de las noticias…pero sé también que muchos, muchos compañeros se juegan la vida todos los dias en busca de su exclusiva, mi respeto para ellos…
Nan: Pos esta historia ya no se quedó en el olvido…
Rubén: Con que quieres oír más historias chuecas eh…ya vendrá una de un tal Calderón…
Ese Balderas: Yo qué te pudo contar… para ti esto es un juego de niños…sería buenísimo que escribieras las historias, las que hasta La Prensa se callaba…ja yo me apunto como fan…
Worldcreative: Traete palomitas y chelas porque se va a poner bueno…
Jaz: Tomar decisiones es parte de nuestra responsabilidad…
Gabo: Que padre los resumiste, te lo compro: "Me consuela saber que incluso el poder y la altanería no son para siempre"
Alguien más???? :)
Cuando desmenuzas las actividades ilegales de alguien... narras la descomposición social que hemos construido...y el Narco estado que tratamos de ignorar...para no oficializarlo ¡pero de ya!
"No hay peor ciego...que aquél que no quiere ver"
Besos.
Pues mira que ejemplo del siempre difícil oficio del periodista...
Conozco muchos casos y además, me ha tocado un poquito probar este poder de los caciques...
En fin. Que la denuncia siempre es valerosa, pero se trata de ser audaz y no temerario...
Ahora Villanueva (el ex gober), anda pagando una parte de las que hizo, pero es sólo uno. Faltan un montón... y luego, con las "decisiones" de la corte, pues uno ya no sabe en realidad si tener esperanza.
Un beso.
Seguimos.
Es una pena que no hayas podido publicar esa informaci�n tan maravillosa. Seguramente debe haber miles de casos como el tuyo en los cuales los periodistas deciden no publicar, entonces tal vez la historia ser�a otra... y caer�an el mito de muchos h�roes, por suerte ahora existen los blogs. Muchas felicidades, Concharra, por tu blog. Est� buen�simo. Me gusta.
ay cañón!!!! O_O
sólo puedo decir WOW, que meyo... a lo mucho yo me enteré d elo que hicieron ciertos hermanos políticos acá jojojo
pregunta: este, la publicaste después??? proque te animaste ahora a medio dar esos indicios??
Changos, y yo que realmente creí en la inocencia de Mario. Aqui en Chetumal toda la gente (o al menos la mayoría) está convencida de su inocencia, ojalá este artículo pudiera llegar a sus manos.
Saludos.
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